Venezuela encapsulada en el ayer

 Venezuela encapsulada en el ayer
Un ensayo crítico sobre Mensaje sin destino de Mario Briceño Iragorry
“… no hemos llegado a la definición de
pueblo histórico que se necesita para
la fragua de la nacionalidad.”
Mario Briceño Iragorry

La Venezuela que conocemos actualmente, en la cual vivimos, es un país muy o casi parecido al descrito por Mario Briceño Iragorry en su libro Mensaje sin destino. No es casualidad la ignorancia del venezolano en su historia y como se encuentra en este momento, pues no conocer su pasado conlleva a caer en los mismos errores. 
Si no sabemos cuál es el color verde, cuál es el rojo, no podremos diferenciarlos entre ellos. Lo mismo ocurre con la conciencia de nuestro pueblo. No logramos conocer la luz verdadera porque lo único que hemos visto es la eterna tiniebla repetida, en otros escenarios, por caer en las mismas equivocaciones pero en diferentes épocas. No nos hemos atrevido a hacer algo distinto.
No tener conocimiento de nuestro pasado es como bajar en escalada una montaña sin arnés, porque nos podemos debilitar y caemos en un abismo sin tener rastro o camino marcado para volver a encaminarnos, simplemente nos perdemos.
De esta forma, al perdernos, vamos encontrando nuevas atracciones en naciones diferentes a la nuestra, entonces, en lugar de resaltar y valorar lo de nosotros, nos apropiamos de costumbres y modalidades ajenas a la nuestra, poco a poco se debilita nuestra identidad como venezolanos y se pierde el sentido de pertenencia. 
Es momento de luchar contra esos valores extraños, como en el siglo XVI lo hicieron nuestros antepasados. Nos convertimos en una nación anti histórica debido a que no tenemos ideales consolidados históricamente en lo cultural, ni mucho menos al hablar de nuestra agricultura. Esa que fue desplazada por el oro negro y las importaciones salvajes por falta de producción, actualmente.
“Este café de Escocia, a la par  de otros tipos de café elaborado que nos traen de los Estados Unidos, pone de resalto nuestra falta de sentido patriótico y nuestra notoria carencia de interés por defender la economía vernácula [17].” (Briceño Iragorry, Alegría de la tierra, 1951)
El desencanto de Mario Briceño Iragorry se presencia una vez más en otras de sus obras, como la que acabamos de citar, en ella se enfoca más hacia el desplazamiento de los ricos campos venezolanos por el oro negro y la sustitución de la producción nacional por la extranjera  “(…) mientras el petróleo pueda suministrar dinero con que lo adquiramos (algún rubro, en este caso el café) en otras partes (…) [6].” (Briceño Iragorry, Alegría de la tierra, 1951).

La crisis vivida a lo largo de los años de la, aun bebé de brazos, independencia venezolana, con solo 200 años de vigencia, le ha ocasionado serios problemas de consolidación nacional. Venimos de una ruptura cultural, social, religiosa, económica y hasta política porque nuestros antepasados, aunque no lo parezca, "por la formación empírica de ellos", "nada civilizada". Así nos lo hicieron creer en algún momento, cuando Venezuela no llevaba ese nombre, ahí fuimos violentados. Ahora es nuestro deber no buscar en el consumo de las culturas extranjeras cosas que no enriquezcan. Al final la cultura no es estática, pero no hay dedo que pueda tapar el proceso de transculturación obligado que vivieron nuestros abrígenes.
“Esa misma razón me lleva a buscar la raíz de la vida venezolana, no en la selva que habitó el aborigen americano, ni en la jungla de donde fue traído el esclavo doliente, ambos conjugados con el español dominador para producir nuestro vivaz y calumniado mestizaje [28].” (Briceño Iragorry, Mensaje sin destino, 1998)
 Lamentablemente hemos repetido patrones errados de un sistema nacional que no ha encontrado su cauce. El Estado debe estar consolidado junto con formaciones morales, espirituales.
“Procuremos a todo trance que nuestra agonía no sea para morir, sino para salvar el irrenunciable derecho de nuestro pueblo a la Libertad y a la Justicia [87]” (Briceño Iragorry, Mensaje sin destino, 1998). Así, enfrentar cualquier tipo de crisis con nuestra identidad tatuada en nuestro ser y podremos salir victoriosos porque sabemos quiénes somos en nuestros aspectos sociales, económicos y políticos, de esta forma comenzar un camino a la evolución de nosotros como sociedad venezolana y ser el país del mañana.
Bibliografía
Briceño Iragorry (1951). Alegría de la tierra. Centro de Cultura Parroquial La Puerta Estado Trujillo.

Mario Briceño Iragorry  (1998). Mensaje sin destino. Monte Ávila Editores Latinoamericana Fundación Mario Briceño-Iragorry. Colección El dorado.

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